lunes, 29 de noviembre de 2010

El príncipe Racokzy o Conde de Saint Germain

En un periódico de Rio de Janeiro, editado en alemán, un cierto señor Steen ofrece algunos datos biográficos del Conde de Saint Germain.

Dice que cuando, en 1836, condujeron al cementerio los restos del Conde Carlos de Hessen-Kassel, apareció en el cortejo un hombre que, según se afirmaba, ya había fallecido hacía cincuenta años, en Eckernforde, pequeño puerto de pesca. Ese hombre fue, en vida, conocido como el Conde de Saint Germain.

¿Qué hombre tan extraordinario era ese que, después de habérsele tenido por muerto, se encontraba vivo?

La historia refiere que, cuando el rey Luis XV pretendió regularizar las relaciones con Austria, mandó a aquel Conde en misión especial a la Haya.

El Ministro de Relaciones Exteriores de aquel monarca era el Duque de Choiseuil que, creyéndose perjudicado, expedió orden de prisión contra el Embajador Saint Germain.

Éste desapareció de la Haya, y, seis años después, lo encontramos como un General ruso, en Livorno, envuelto de gran consideración por parte del Conde de Orlov, que afirmaba haber sido ese General el instrumento de Catalina la Grande de Rusia, que le costó la vida de Pedro III.

No adelanta pormenores sobre la actitud de Saint Germain, pero sabíase que era noble en su procedencia.

Su personalidad era misteriosa, y decíase de conocer el secreto de la
transmutación alquímica del oro. Él nunca se manifestó sobre el conocimiento que le era atribuido, pero se sabe que, cuando necesitó pagar 100.000 escudos, los puso sobre la mesa con indiferencia.

Un coronel prusiano contaba un hecho curioso referente a Saint Germain.

La esposa del referido coronel tenía la necesidad, en Desden, de una gran suma de dinero y llevó todas sus joyas a empeñarlas. Éste las recusó, alegando que no tenían valor. La pobre señora fue entonces a lamentarse a Saint Germain. Éste consagró las joyas y aconsejó a la señora a volver a empeñarlas. Así lo hizo y, al presentar nuevamente las joyas al encargado, éste se quedó asombrado y dijo: “¿Porqué no trajo estas joyas antes? Pida la cantidad que quiera y se la prestaré”. No obstante, las joyas eran las
mismas.

Saint Germain hablaba con absoluta perfección diversos idiomas: español, alemán, inglés, francés, portugués. Usaba nombres distintos, según la época y las circunstancias. En Venecia, se hacía pasar por el Conde de Bellamar, en Pisa por Caballero Schöning, en Génova como Conde Soltikow y, cuando regresó de la Haya, Caballero Weldone. Pero él mismo decía que solo tenía dos nombres: Príncipe Racokzy y Marqués de Montserrat, y contaba maravillas de esa montaña que dio motivo a Wagner para escribir su “Parsifal”.

Curioso es que Saint Germain y Racokzy contaban episodios de siglos pasados. Se referían a cosas de los Médici, como si hubieren acontecido demanas antes. Se reía cuando contaba que había sido sepultado en aquella aldea de pescadores.

Todos los Iniciados Rosa Cruces saben que Racokzy viene dirigiendo la célebre Fraternidad Rosa Cruz desde hace muchos siglos y que realmente nunca murió. Vive en un castillo de Transilvania, apareciendo de incógnito en diferentes partes del mundo, con diferentes nombres y desconocido para el vulgo, estando, sin embargo, en estrecha relación con todos los Rosa Cruz de altos grados iniciáticos.

FRATERNITAS ROSICRUCIANA ANTIQUA
El príncipe Racokzy
Dr. Arnold Krumm Heller

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